sábado, 2 de junio de 2018

¡ESTO ES LA GUERRA! 50 PELÍCULAS ESENCIALES DEL CINE BÉLICO

La violencia, ese instinto animal arraigado en el hombre desde tiempos remotos, se institucionaliza a través del Estado, poseedor de su monopolio bajo el amparo de la ley, para impartirla desde motivaciones supuestamente legítimas; entre otras la de salvaguardar la paz social a través de esa represión que trata de mantenernos alejados de la barbarie. Intrínseca a esa prerrogativa del Estado está la facultad de obligar a sus ciudadanos a secundar esa violencia, aportando su sufrimiento, e incluso su propia vida y la de sus seres queridos, para la consecución de unos fines habitualmente pretenciosos y en apariencia justos, tanto como esconden, bajo un manto idealista, otros definitivamente espurios, en la mayoría de los casos relacionados con la protección del statu quo, la fortuna o la pura avaricia de aquellos que la promueven, muchas veces para sumergirnos en esa barbarie que, a priori, se trataba de evitar. El cine, reflejo de todas las facetas que engloba la existencia del ser humano, nunca estuvo al margen de la representación de la guerra, ya sea para apoyarla, para censurarla, para constituirse en mero testimonio histórico o incluso para utilizarla como un espectáculo más con el que distraer a la audiencia. La guerra es, por desgracia, ese elemento que siempre estuvo, está y estará presente en el devenir del género humano (Texto de contraportada).