lunes, 1 de febrero de 2010

"LA CARRETERA" (The Road, 2009, John Hillcoat)

Aprovechando el inminente estreno de "La carretera", copio en esta entrada la reseña sobre dicha película que publiqué en el número 21 (diciembre de 2009) de la revista SCIFIWORLD, ya que la pude ver en el pasado Festival de Sitges.

Sin dejar a un lado la polémica relativa a si la adaptación al cine de una obra literaria debe seguir su propio camino, encontrar su propia entidad como obra autónoma, o tratar de ser fiel reflejo de lo contado en el papel, tenemos en “La carretera” el más preciso ejemplo de lo que es la fidelidad más absoluta en la adaptación cinematográfica de una obra literaria; de una manera tal que es imposible imaginar la plasmación en imágenes de la novela de ninguna otra mejor forma. Bien es verdad que la poca extensión de la novela de McCarthy y la sencillez de lo narrado, casi esquemática en su abstracción y pese a la carga de profundidad implícita en sus renglones, se presta a una relativa facilidad de adaptación sin necesidad de evadirse de muchos pasajes ni de hacer elipsis acentuadas; aunque alguna hay (véase la visita de “el hombre” al barco abandonado y encallado en la playa, que la película despacha en un par de planos).

Esto, que pudiera entenderse como una virtud, es, en cambio, el único defecto que puede achacarse a esta película protagonizada por un estupendo –como siempre– Viggo Mortensen. Defecto que existe desde el punto de vista de entender que la película no aporta absolutamente nada a la obra literaria, ni matices novedosos, ni la posibilidad de una diferente interpretación, ni tan siquiera la opción a ser criticada por cambiar su final, su esencia, su clima, su tono o cualquier otro elemento fundamental. Es obvio que este posible defecto lo es tan sólo desde la mirada del lector previo de la novela; pero, en cambio, se transforma en una “ayuda” a quien no ha pasado aun, y quizás nunca lo haga, por ese filtro.

Ante lo anterior sale a relucir la inquietud que suscita la pregunta relativa a cuál debe ser el objeto último de una obra artística, en este caso cinematográfica; o si –visto desde otra perspectiva y aplicado a un caso tan puntual como éste– es necesario entender el cine como un vulgar (o no tanto) objeto de consumo, tan sólo como un producto industrial; visión que disminuye la trascendencia de ese desasosiego. Dejo ahí la cuestión, pues no creo que éste sea el lugar para dirimir sobre tal particular. Sí, al menos, para dar un toque de atención sobre el mismo; dicho queda.

Si el cine, como cualquier otra faceta artística, se ve obligado a ser siempre un espejo donde reflejarse la realidad del momento histórico vivido, he aquí otra evocación post-apocalíptica de tan convulsos (y confusos) tiempos que nos ha tocado vivir.

3 comentarios:

  1. No soy muy asiduo a ir al cine, entre otras cosas porque normalmente sólo encuentro títulos comerciales en cartelera. He visto el tráiler de ésta y me ha interesado bastante, aunque también he encontrado todo tipo de críticas (no precisamente las que me interesan). Me da la sensación de que en este blog se trata el cine desde otro puno de vista, -no tan mundano-. Quizá pueda resolverme mi pregunta: ¿merece la pena ir al cine para ver esta película o sólo se trata de otra mierda comercial, aunque disfrazada de sentimentalismo y falsa profundidad? ¿Es un título con algún trasfondo o mensaje o con alguna intención artística o sólo está dirigida al público de masas, dispuesta para venderse sin otra intención que llenar el bolsillo a sus productores? ¿Pretenderá acaso salir del saco de la bazofia que inunda nuestra sociedad de masas y consume pero sin lograrlo?

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  2. Hola "Anónimo", pues si algo tiene esta película es una absoluta falta de comercialidad. No existe la más mínima concesión a esa gran masa de público descerebrado y mentalmente vago (y si esa "masa" no es así, desde luego así la interpretan los que dirigen la industria del cine americano).Y no es nada sentimental, al contrario es tremendamente dura, aspera y desesperanzadora. Te la recomiendo.

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  3. Gracias por la respuesta (soy el "anónimo" de antes). Uno al final se cansa de no ver más que títulos de películas que cuestan una millonada pero que no valen un duro.

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