viernes, 8 de febrero de 2013

"CONTRA EL TIEMPO", de José Manuel Serrano Cueto: ¡A POR EL GOYA!



La película documental de mi amigo y colega José Manuel Serrano Cueto, nominada al Goya, espera ansiosa el resultado de las votaciones que se dará a conocer en unos días. Pocas veces me  he sentido tan ilusionado por el posible premio de un amigo como en este caso. Por eso le deseo desde aquí lo mejor; a él, a su mujer y a sus dos hijos. Se que se encuentran como en una nube, en un sueño. ¿Y si el sueño se hace realidad? El premio ya no de la nominación, que ya es mucho, muchísimo, sino el de haber dirigido una película, por modesta que sea, ya lo tiene. Esperemos que no sea el último.

¡Ánimo Jose! A por ellos y a disfrutarlo, estoy contigo.

Dejó a continuación la reseña que publiqué en la revista SCIFIWORLD MAGAZINE; y no es amor de amigo...

 

CONTRA EL TIEMPO, Un documental de José Manuel Serrano Cueto.

Aunque se trata de un proyecto que en sus orígenes barajaba mayores pretensiones de las que finalmente tuvo  –se truncaron las expectativas por la crisis económica en que nos vemos inmersos ya desde hace unos años–, la falta de la financiación inicialmente esperada lastró pero no frustró las ilusiones que tanto su director, José Manuel Serrano Cueto, como su productor, Carlos Taillefer (Utopía Films, S.L.), habían puesto en este ameno documental.

El empeño primigenio de ambos era recordar y rendir homenaje a una serie de actores secundarios que, en la mayoría de los casos, tuvieron su particular momento de gloria al trabajar en algunas de aquellas películas de género (western y terror, sobre todo) que se rodaron en España en las décadas de los sesenta y setenta en régimen de coproducción; aunque el caso de García Rimada, recientemente fallecido, fue algo más tardío. Eso lo han logrado. No se trata tanto de realizar un homenaje a aquel tipo de cine –que también– como de servir de tributo a unos nombres y a unos rostros muy concretos pero que no dejan de ser la representación de un colectivo mucho mayor. Nombres como los de Ricardo Palacios, Antonio Mayans, Fernando García Rimada, Lone Fleming, Mabel Escaño, Carlos Bravo y Aldo Sambrell –éste último de modo diferente a los otros– se pasean por la pantalla contando sus recuerdos, sus experiencias y, de algún modo, la transformación que sufrieron sus vidas tras aquellos años de trabajo. Serrano Cueto dramatiza el enlace de unas entrevistas con otras utilizando al joven actor Antonio Mora –“La caja 507” (2002, Enrique Urbizu), “Celda 211” (2009, Daniel Monzón), “También la lluvia” (2011, Icíar Bollaín), “Silencio en la nieve” (2011, Gerardo Herrero)– como hilo conductor, siendo éste quien busca y se encuentra con los diversos actores en localizaciones de Madrid y Málaga.


Es más un retrato humano que cinematográfico; en realidad no importan quienes sean esos rostros que hablan del pasado, el director no pone mucho empeño en contextualizar gráficamente aquellos buenos y viejos tiempos –sólo unas pocas fotografías antiguas ilustran ese punto de vista–, sino que se entrega a la tarea de retratar a esas personas como testigos vivos del paso del tiempo. Sobre todo el metraje sobrevuela un aire melancólico pero no complaciente. Los viejos logros se recuerdan con añoranza, pero también se muestra un optimismo y una conformidad con el presente. Constantemente flota en el ambiente lo implacable del paso del tiempo –el título del documental no pudo ser más significativo–, todo aquello que significa para la evolución (o involución) de la vida de una persona. Se recorren así en toda su extensión las arrugas marcadas por el cansancio, por la vejez o por la tristeza de todos aquellos actores que un día vivieron un sueño, y que hoy –en el mejor de los casos, que no es el más numeroso– disfrutan de una cierta tranquilidad. En realidad esos actores se utilizan como una excusa para representar un paisaje mucho más universal y que al final a todos nos tocará vivir.


Emotivo, sereno y clarificador documental (muy bien acompañado de una pertinente música de Dolores Serrano Cueto) que merece más apoyo y mejor suerte de la que una distribución menesterosa será capaz de regalarle. 



Juan Andrés Pedrero Santos

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