“Sex, Sadism, Spain, and Cinema.
The Spanish Horror Film”, publicado por la editorial americana Rowman &
Littlefield, obviamente en inglés, tiene la virtud, sobrevenida por su singular
origen, y por lo tanto totalmente involuntaria, de hablar desde la distancia de
una muy concreta parcela del cine de terror: el cine español dedicado al género,
integrado, sobre todo, en el período comprendido entre 1968 y 1977, aunque se
extiende también a la producción previa y a la posterior a esas fechas, lo cual
nos ofrece una muy especial perspectiva, la de alguien de fuera. El distanciamiento que inevitablemente eso provoca lo
convierte en una muy buena forma de dar a conocer al lector foráneo un cine
que, a pesar de su importancia internacional para públicos muy especializados,
no deja de considerarse marginal desde un punto de vista generalista. Más aun
cuando buena parte de la bibliografía cinematográfica del propio país al que
pertenecen todas esas películas, nuestra España, las ha despreciado o, lo que
es peor, ignorado por completo. Dos ejemplos sangrantes: el especialista José
María Latorre, en su imprescindible “El cine fantástico” (Dirigido Por, S.A., Barcelona, 1987), o el
rancio J.M. Caparrós Lera, en su “Historia crítica del cine español (Desde 1897
hasta hoy)” (Editorial Ariel, S.A., Barcelona, 1999) ni siquiera citan alguna
de las películas dedicadas al género en España en los libros relacionados de
los que son autores, lo cual supone, pese a los méritos indiscutibles del libro
de Latorre, cuanto menos, una total injusticia, si no una muy equivocada idea
sobre el sentido y la responsabilidad de la labor crítica e historiográfica.
Fotograma de "La noche de Walpurgis" |
También es cierto que el cine de
terror español, especialmente en los últimos tiempos, siempre ha dado pie a
defensas y ataques desaforados, sin (buen) criterio alguno, o en exceso
apasionados, tanto en uno como en otro sentido, no siendo capaces sus exégetas
y detractores de valorar en su justa medida ese objeto de estudio. Es por eso
que debe ser muy bien recibida una aportación con un afán divulgativo tan serio
y riguroso y, si se quiere decir así, académico, escrita por alguien que no
pertenece a nuestra cultura, por mucho que la conozca de primera mano.
Su autor, Nicholas G. Schlegel,
nacido en 1970 en la ciudad estadounidense de Royal Oak (Michigan), aunque
criado en Detroit, pasó largos periodos de su infancia y juventud tanto en las
Islas Canarias como en Madrid debido a los negocios familiares. Actualmente es
profesor en la Wayne State University, de Michigan, donde enseña temas
relacionados con el cine. Su estancia en España le enseño a amar a nuestro país
y a su cine fantástico, ambas cosas desencadenantes del interés por esa parcela
tan concreta de nuestro cinematografía, que culmina en el interesante volumen
al que dedico estas líneas, fruto de una larga y profunda investigación para
alguien que ni vive en España, ni tiene en ella sus raíces, ni tiene el acceso
a su mundo cultural como lo pueda tener un escritor autóctono. Un trabajo que
da una visión del fenómeno muy contextualizada en la historia sociocultural de
la España que era contemporánea a cada una de las cintas sobre las que trata, y
que no dudo en asegurar que pueda haberse convertido en un libro ya
imprescindible para los lectores de habla inglesa que quieran interesarse por
el tema.
Nicholas G. Schlegel |
Las 207 páginas de este compacto
y coquetón volumen en tapa dura, de tamaño muy manejable y agradables acabados,
pueden parecer pocas para hablar de un período del cine español que tanto abarca,
y de la que ya comienza a existir buena bibliografía en castellano. Sin
embargo, a pesar de consumir la mayor parte de sus cartuchos en tratar todas
esas cintas ineludibles que aquí algunos conocemos muy bien y que podemos
imaginar cuales son sin hacer el esfuerzo de relacionarlas, Nicholas extiende
su trabajo para conseguir una admirable concisión, concretando sobremanera en
lo fundamental al mismo tiempo que da un repaso puntilloso, exhaustivo y muy
bien documentado de lo que significó el cine objeto de su trabajo; todo sin
perder el norte y sin acabar yéndose por
las ramas. Su enfoque es muy serio y neutro, donde la pasión –que me
consta existe en el corazón del autor– es sustituida por la mejor de las disposiciones
para servir de guía, portavoz y albacea de un cine que ama, sin permitirse el
error de la ofuscación propia del incondicional.
Se incluyen dos prólogos, uno de
Jack Taylor, actor fetiche de nuestro cine en los años a los que más se dedica
el libro, y otro del gran Carlos Aguilar, indiscutible número uno de la
historiografía y la crítica de cine –sobre todo de género– en nuestro país.
Tampoco debe olvidarse el aporte iconográfico –todo en blanco y negro pero de
la mejor calidad– cedido por otro gran espada de la escritura cinematográfica
en España, Javier G. Romero, cuyos ricos archivos de imágenes son bien
conocidos. Para completar y complementar más aun todo lo anterior, el libro
finaliza con apéndice final integrado por una interesante entrevista con el
director Eugenio Martín –Pánico en el
Transiberiano (1972)–, centrada especialmente en descubrir cómo era la
industria del cine de género en España durante la época de la censura. El
volumen se completa con una rigurosa relación de las cintas que nadie debe
perderse para conocer el cine de terror español entre 1966 y 2014, una bibliografía
selecta donde abundan los libros publicados fuera de España y un índice
onomástico, complemento imprescindible que siempre ha de tener este tipo de
libros para facilitar su lectura y uso.
Un ejemplo del interés que
nuestro cine genera allá lejos de nuestras fronteras.
Juan Andrés Pedrero Santos
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